por: Simón Corresendas

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En la crónica de este camino, únicamente me dedicaré a relatar mi opinión y anécdotas vividas, que puedan ayudar al caminante, ya que en cuanto al itinerario, dificultad, track, taxis, alojamientos, etc., se encuentra perfectamente detallado con pelos y señales en la página Oficial de los Trasnos: www.caminodosfaros.com
Después de haberlo hecho, tengo que decir que su dificultad es Media/Alta, para personas acostumbradas a caminar por sendas escabrosas, con pendientes exigentes tanto de subida como de bajada.
El camino se encuentra perfectamente marcado con puntos, flechas y los clásicos piececitos de los trasnos, todo ello en color verde.
Cada uno se lo puede adaptar a sus condiciones físicas, de ahí que algunas de las rutas que hice están recortadas algo.
No todas las rutas son difíciles, las hay también de caminar fácil, en su conjunto es el mejor y más bello camino que he realizado en 14 años, nos ha encantado.
Todo él transcurre por la preciosa Costa da Morte a orillas del mar, al borde de los acantilados, desde Malpica a Fisterra.
Nosotros las tres primeras noches, nos quedamos en Ponteceso, (buen lugar para comer y dormir), desde donde montamos las rutas desplazándonos con los coches alquilados y taxis.

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En esta primera ruta, después de tomar aposento de las habitaciones, nos fuimos a tomar un primer contacto con el mar y la senda.
Nos desplazamos con nuestros coches a Playa Balares, y muy pronto a caminar por bonita senda entre dunas, es la ruta más fácil, pues este tramo además de corto, no tiene desnivel, entrando en Ponteceso por un largo paseo entre agua a las dos partes, nosotros digamos, adelantamos un poco la faena, esa misma tarde de llegada.
Cuando llegamos a Ponteceso los dos conductores cogieron un taxi, que los llevó a Playa Balares a por los coches.

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Impresionante, bonita y dura (no en exceso), en su justa medida, la altitud y kilometraje son engañosos, ver mejor el tiempo, pues las sendas, no todas son fáciles de caminar.
Nos desplazamos todos con nuestros coches a Malpica, con el coche nos acercamos al puerto de pescadores, donde está el primer faro, que no te puedes acercar a él, por que está dentro de unos muros de cemento, tampoco dice mucho, es el más feo de todos.
Volvemos con los coches al centro del pueblo y desayunamos, hay bares abiertos al lado de la carretera, la gente se quedó en Malpica y los conductores con los coches nos fuimos a dejarlos al Faro de Punta Nariga, donde habíamos diseñado terminar la ruta, y un taxi nos volvió a Malpica a iniciar la ruta y nuestra aventura.
Esta logística de taxis y coches hubo que hacerla cada día, pues al ser rutas de travesía, había que preparar el regreso al hotel, además no en todos los sitios donde se acababa o empezaba la ruta había núcleos urbanos (más bien nada).
Otra cosa a tener en cuenta, es muy importante el uso del GPS tanto para el coche como para la ruta, pues las carretera estrechas y sin indicaciones, y algún día con niebla.
La ruta la empezamos bien, siempre a orillas del mar, por senda desbrozada, y a nuestra derecha las Islas Sisargas con su faro.
Buena senda, hasta que poco a poco vamos entrando más en faena, la senda no es que se complique mucho, pero prácticamente cerrada por los altos helechos, que sobrepasan nuestras cabezas, ésta va a ser la tónica de toda la ruta y gran parte del camino.
Sobre mitad de ruta tenemos que cruzar una ría, que dependiendo de la marea, nos mojaremos más o menos, nosotros con marea baja únicamente nos mojamos los pies, pero es preciso descalzarse.
A los 13,5 km. desde el inicio paramos a comer en un buen sitio Restaurante Bar O Xan, hay que estar atentos y no pasártelo hay un letrero que lo indica, desviándonos unos metros, comimos con lo nuestro y algo más y sobre todo mucha cerveza.
Nos quedaban 5 km. hasta el Faro Nariga, pero durillos, con más helechos, senda estrecha, y constantes subidas y bajadas, encima calor, por fin llegamos al Faro Nariga, impresionante y bello, buen faro, solitario, solo algún turista, que va en coche a visitarlo. FINAL DE LA RUTA DE HOY, mañana más..
 

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Otra ruta que aunque parece fácil, nada de eso, vamos a caminar por sendas estrechas, con raíces, helechos hasta la cabeza, y pendientes muy exigentes tanto de subida, como de bajada, lo bueno es que vamos a encontrar algunas sendas desbrozadas.
Nosotros desde la Praia da Barda, cansados de tanto helecho y sendas difíciles, cogimos una variante también marcada por los trasnos, que va por el interior, por los aerogeneradores, son unos 5 km. de pista muy relajante, hasta la Aldea de Roncudo, donde enlazamos con el track de la costa.
A partir de aquí no creas que se ha acabado, hasta el faro nos queda bastante, por los acantilados con grandes bajadas y subidas, dejándote agustito.
Desde que se divisa el faro, hasta que lo tocas, parece como si lo fueran alargando, por fin llegamos al Faro Roncudo, igualmente bonito y solitario, lo lógico hubiera sido acabar la ruta aquí, pero desconocíamos lo que nos esperaba, y no me gustó.
Como estaba previsto acabarla en Corme donde habíamos dejado los coches por la mañana, tuvimos que seguir 3,5 km. por la carretera hasta Corme, lo más feo de todo el camino, y con prisas, pues teníamos reservada comida en el Restaurante Miramar en Corme, y había que llegar antes de las 14:30 horas que cierran el menú.
Llegamos a las 14:15 horas nos bañamos en la playa que hay al lado del restaurante y a comer un excelente menú por 10 Euros con bebida incluida.
Otra cosa son los percebes, una ración de 1/4 a 20 Euros, pero había que probarlos y aprender a comerlos.
Como la ruta estaba acabada para nosotros, a dormir la siesta a la playa, y mañana a por otra.

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Después de los dos primeros días "jodidillos", el de hoy ha sido un día para disfrutarlo, eso sí, por que no hemos ido al Dolmen, que hubieran sido 9 km. más, fuimos por la tarde con el coche.
Una pasada de ruta, bonita, buenas sendas, la empezamos por un largo paseo muy bien acondicionado al borde de la ría de Corme.
Posteriormente pasamos a los acantilados, como siempre entre helechos, y encima buena playa de blanca arena, donde tomamos el baño, bueno tanto como el baño, más bien mojarnos, por que el agua fresquita y el mar movido daba miedo, este mar es bastante peligroso, por su oleaje.
Llegamos a Laxe donde comimos con nuestras pertenencias en un parque del pueblo, previamente habíamos comprado las imprescindibles cervecitas.
Como ya habíamos acabado la faena, algo de siesta, a visitar el Dolmen y mañana a por otra fácil.
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Quizá una ruta de las más bonitas y fáciles de este camino, etapa para enamorarse de esta Costa da Morte.
El día climatológicamente hablando nos respetó, todo el día nublado con algo de niebla en las cumbres y un ligero chispeo, muy agradable.
Muy pronto aparece el Faro de Laxe, en un montículo, todo de azulejo blanco.
Ruta a mar abierto, donde disfrutamos de lo lindo viendo la bravura del mar contra las rocas, y con dos extraordinarias playas, que cruzamos por la arena al lado del mar, bueno durante todo el camino pisamos mucha arena de playa.
Caminados sobre 13 kms., tenemos el Bar Os Espiños, al lado de la carretera y por donde pasa el camino, buen sitio para descansar y tomar la imprescindible cervecita.
A partir de este momento empieza el espectáculo, entramos en una zona de roca granítica de gran belleza, donde hay que seguir en todo momento las marcas verdes de los trasnos, para poder pasar y salir de este precioso laberinto de grandes rocas y con el azote constante de las olas, ¡una pasada!.
Llegamos a la población de Camelle, y en el primer bar que encontramos y había cerveza allí que nos metimos, nos trataron muy bien, comimos con nuestras pertenencias, sin mucho más, por que no tenían, era el Pub Maritimo a la entrada del pueblo, pero estuvimos muy a gusto.
Llegar a Arou donde teníamos los coches, sobre 2 km., ya fue coser y cantar.

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Hoy cometimos un pequeño fallo y nos quedamos sin desayunar (eso a veces pasa), el día anterior teníamos que haber preguntado en el Bar Galicia en Arou donde acabamos la ruta y hoy nos tocaba empezar esta, sobre la hora de apertura, pues bien, todo confiados llegamos a Arou sobre las 8:30 horas de la mañana, con la idea de desayunar en el Bar, y no había ni un alma, todo cerrado y sin saber la hora de apertura, nos tocó sacar un bollicao de una maquina de expenduría, y a empezar a caminar
La mañana fresquita y nublado, es como estuvo todo el día, sin llegar a llover. buena parte de la ruta mar abierto, aunque menos oleaje que el día anterior, buenas sendas y buenas playas, con una divertida bajada toda por arena blanca, como si fuera nieve, en picado a la playa.
Pasamos por la roca que representa a un oso, al cual le han roto una mano, y a partir de aquí, lo más feo de la ruta, una larga pista, calculo sobre 2 km. hasta llegar al faro de Cabo Vilan, una pasada de faro, el más bonito de todos sin lugar a dudas, colocado encima de un promontorio rocoso, espectacular.
Y es que al parecer según nos dijeron, el primer faro que construyeron está detrás y no se veía el mar, y tuvieron que construir después este otro.
En este faro si que hay cervezas y bebidas, pero solo bebidas, de comer nada, hay un edificio al lado del faro, que es el Centro de Interpretación de los Faros, donde comimos divinamente con nuestras pertenencias, pues ya habíamos acabado la ruta.
Hoy es la ruta que más pista hemos pisado sobre 4 km. en dos tramos, pero tampoco desmerece la ruta.
Mañana nos vamos a por la etapa reina.

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Sin lugar a dudas la mas dura y exigente de todo el camino, por su desnivel acumulado, distancia, sendas escabrosas y dureza en las pendientes.
La iniciamos en la Playa de Lires, después de pasar el pueblo y la ría, muy pronto nos encontramos con un tramo recién quemado, seguro de alguna imprudencia.
Las sendas muy cerca de los acantilados y escabrosas, como si nos fuéramos a despeñar en cualquier momento, pero con cuidado y precaución se pasa bien, aunque mirando donde se pisa.
Las bajadas y subidas son constantes, cortas pero de buen desnivel.
Pasamos por una larga playa de dos kilómetros, que nosotros en tal de ir por la orilla del agua, buscamos la cresta de las dunas, buscando el mejor caminar, pues por la arena no se camina bien.
Pasamos por unas antenas y nos abocamos en un vertiginoso descenso a la playa de Finisterre en mar abierto, luego el baño, no era muy aconsejable, nos mojamos los pies y comimos, estábamos casi sin agua de la calor que nos había hecho.
La cruzamos buscando el inicio de un paseo de tablas, para iniciar la subida, por este paseo y posterior senda en un kilómetro nos encontramos con el milagro, la aldea de Insua, donde hay un bar que no lo parece, hay un cartel de helados, a la derecha una higuera, y a la sombra algunos lugareños, nos aconsejan volver unos metros para atrás y acercarnos a una fuente fresca y buena, con un buen caño de agua, fue como una bendición, este hubiera sido el buen sitio para comer, pues todavía nos quedaba bastante para el final.
Con nuevos bríos seguimos el camino, ahora tenemos una larga y constante subida, si quieres ahorrarte metros el primer camino que sube a la izquierda lo coges, irás por la carretera, pero creo no es tan dura, nosotros la mitad del grupo lo hicieron por aquí y la otra mitad nos fuimos siguiendo el track de los trasnos, da mucha vuelta, hasta que inicia la dura subida.
El Faro no aparece nunca y cuando lo ves, resulta que has subido lo menos cien metros más de la cuenta, que ahora hay que bajarlos.
La subida se hace muy dura y pesada, menos mal que habíamos cargado de agua.
Por fin llegamos al Faro Fisterra, mira que se ha hecho de rogar, y parece una romería de la gente que hay, la mayor parte suben en coche, otros vienen del Camino de Santiago y nosotros creo, los únicos trasnos, otro día vendrán más.
Hay bar, además creo que hay un hotel también.
Mañana nuestra última etapa, también durilla, pero más corta.

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Hoy tocaba la última ruta de este Camiño dos Faros, puesto que no teníamos más días nos hemos saltado una la de Camariñas-Muxia.
El día excelente para caminar, como todos los días, hemos tenido mucha suerte, por la mañana fresquito y luego calor, sin ser excesiva.
La ruta de hoy tiene de todo, acantilados, helechos, buenas sendas y algunas tramos con pinchos, nada que no se pueda superar.
Como nuestra idea era terminar la ruta en el Faro y Cabo Touriñan, la llegada optamos por hacerla por la izquierda es decir al lado de los acantilados, donde comimos antes de llegar al Faro, con el constante azote de las olas, una pasada, llegamos al Faro Touriñan solitario, desolado, el más occidental, pero bonito de verdad, donde teníamos los coches.
Y con esta última ruta damos por terminado el Camiño dos Faros, con algunos pequeños recortes, adaptándolo a nuestras condiciones físicas, nos ha encantado,
Anímate que no te va a decepcionar. Hazte trasno.